El ladrón de sueños
De la Palabra de Dios:“Y estoy seguro de que Dios, quien comenzó la buena obra en ustedes, la continuará hasta que quede completamente terminada el día que Cristo Jesús vuelva” (Filipenses 1:6).
Y pasó otra vez. Esa vieja sensación de desasosiego que he experimentado otras veces. Las dudas. El deseo de rendirme. Lo conozco desde niña porque muchas veces quise renunciar cuando las cosas se ponían difíciles, surgía algún obstáculo o me cansaba incluso sin haberme esforzado lo suficiente.
La diferencia ahora es que han pasado muchos años más, pero todavía me visita. Sentada en el sofá batallaba en silencio y le pregunté a Dios ¿por qué? Y en eso me di cuenta. De nuevo me visitaba el ladrón; el enemigo de nuestras almas; el que solo viene a robar, matar y destruir, entre otras cosas, nuestros sueños. Creo que nunca lo había visto tan claro, y aunque ya casi iba cuesta abajo, arrastrada por el torbellino de la duda y la derrota, el Señor me lo susurró bajito: “El ladrón viene a robar lo que yo empecé, no lo dejes”.
¿Sabes de lo que estoy hablando? ¿Te ha pasado alguna vez? Yo estoy convencida de que hay muchos sueños en nuestro corazón que primero estuvieron en el corazón de Dios, y luego él los sembró en nosotras. Si estamos seguras de que ese es el caso, entonces lo primero es entender que el sueño es de Dios. Él fue su autor e iniciador, y por lo tanto, él lo quiere más que nosotras mismas. Tenemos que repetirnos las palabras de Pablo el apóstol: “Estoy convencid[a] de esto: el que comenzó tan buena obra en [mí] la irá perfeccionando hasta el día de Cristo Jesús” (Filipenses 1:6).
La segunda cosa a entender es que ese ladrón, el diablo, hace todo lo posible por quitar nuestros ojos de Dios. Cuando quitamos los ojos de Dios los ponemos en nosotras mismas y en las circunstancias. Dejamos de ver el poder de Dios y solo vemos nuestras limitaciones. En lugar de ver posibilidades vemos obstáculos. En lugar de ver triunfo, vemos fracaso. Recuerda otra vez lo que dice la Palabra, porque el ladrón no solo viene a robar el sueño, la visión que Dios te dio, también viene a destruirlo, y para eso intenta destruirnos a ti y a mí sembrando duda e inseguridad.
Cuando Dios pone un sueño o visión en nuestro corazón, es porque esto forma parte de su propósito a gran escala, de su plan maestro. El enemigo sabe que por lo general eso implica transformación de vidas, y esa es su mayor preocupación, porque vidas transformadas para Dios son vidas arrancadas del infierno. Si Dios te está llamando a hacer algo, ten la certeza de que él te va a capacitar. No olvides que la idea fue primero de él, y él es fiel a todo lo que dice. Esto no quiere decir que no encontrarás inconvenientes; los habrá, pero no quitemos los ojos de Jesús.
El ladrón intentará visitarte de vez en cuando, como me pasó a mí nuevamente aquel día. Hará todo lo que esté en sus manos para robar el sueño, destruirlo y finalmente aniquilarlo. No lo dejemos. A fin de cuentas, como nos dice la Biblia: “el que está en [nosotros, Jesús] es más poderoso que el que está en el mundo [el diablo] (1 Juan 4:4).
Vivamos como Dios lo diseñó,
Wendy
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Originally published Wednesday, 18 March 2015.